Me despierto de nuevo a medianoche, al momento después de levantarme, estallo en un llanto profundo. La noche es mi única amiga, la única que me consuela. Después de llorar por alrededor de unos 10 minutos vuelvo a dormir.
Despierto con el sonido de la alarma de mi móvil. No tengo ganas de ir al instituto no porque no me guste, sino por mis compañeros. Llego al instituto y ya empieza la misma historia de siempre: mis compañeros se meten conmigo por todo, parece que todo lo hago mal. Soy el bufón, el hazme reír, el burro… Solo quiero que todo esto acabe. Llego a mi casa y esperando consuelo por parte de mi madre pasa la misma historia que con mis compañeros. Solo quiero que llegue la noche, la única que me entiende. De nuevo por la noche me despierto, pero esta vez es distinto. Me despierto en mi cama pero todo el suelo está inundado. Me levanto y veo que esa agua es salada. Avanzo por la casa hasta llegar a una habitación que nunca había visto previamente. En ella encontré una mujer con el nombre de Nicte ella era la representación corpórea de la noche, mi única amiga.
Me desperté en el hospital conectado a un millón de aparatos. Al despertarme los médicos dijeron que había saltado de la ventana de mi habitación. Entonces, ¿lo que había visto era la vida tras la muerte? no lo sé y creo que nunca lo sabré. En el hospital me visitó mi madre, la cual me odiaba, mis amigos los cuales se reían de mí. Tenían miedo. Miedo de que por culpa de ellos yo hubiera tomado esta decisión. Cae la noche y lo único que quiero es volver a encontrarme con Nicte. Esta vez no pasa, por lo cual intento tirarme de nuevo por la ventana. Esta vez simplemente me quedo agonizando de dolor.
Al día siguiente mi madre me empieza a insultar de nuevo diciendo cosas como que si quiero hacerlo que lo haga que le daba igual. Mis compañeros algunos me empezaban a tratar bien, no obstante, otros seguían acosándome. De nuevo cae la noche y esta vez decido desconectar la máquina que me proporciona oxígeno. A los 5 minutos recupero el aire y vuelvo a ver a Nicte. Me levanto con una energía que jamás había tenido pero al mirar hacia atrás veo mi cuerpo tumbado en la cama. Nicte me dice que estoy muerto. No sabía si alegrarme o entristecerme, pues muerto todas mis penas acabarán. Nicte dice que tenía muchas ganas de que por fin pudiera hablar con ella. Está muy contenta y yo a su vez también. Tras unos minutos de conversación me explica como es estar muerto y que se debe hacer. Yo la estoy escuchando encantado y de repente, el sonido de la alarma de mi móvil vuelve a sonar.
¿Había sido todo un sueño? Pero esos fueron los mejores momentos de mi miserable vida. Entonces desesperado lo hago abro la ventana de mi habitación y salto, pero esta vez no está Nicte no hay nada solo una oscuridad infinita. No hay nada solo yo. Bueno no es tan malo, es igual que cada día de clases o con mi madre en el que me imagino estar yo solo sin nadie que me diga nada. Este es mi paraíso. Mi lugar de paz.
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